lunes, 14 de mayo de 2012

La vida en paro





Debería comenzar por el principio, es decir, por el día que mi empresa decidió no optar con mi maravillosa presencia en medio de un ERE. Y digo mi maravillosa presencia, porque así lo era, o al menos, eso me hacían creer. Pero no, no comenzaré por ahí porque hemos quedado en que no hay que mirar atrás, a menos que sea para echarnos unas risas. Qué demonios, pues echémonos unas a cuenta de ese momento diciendo que cuando fui informada de lo que me esperaba, entrar en la mayor empresa de este país, yo estaba con el coche de empresa dirigiéndome a pasar unos días fuera de Barcelona. ¿no te causa risa?, pues a mi si, porque encima lo celebré en mi destino. Y ahora si, presente, presente, mi vida en paro. Me despierto en mi pisito frente al mar, con una carretera nacional justo en medio, por la que de vez en cuando pasan algunas Harley Davison que parecen tuneadas para sacarme de esa nube en la que quizá me encuentre cuando me dispongo a disfrutar de mi desayuno con unas vistas maravillosas. Ya abajo, con los pies en la tierra, me fumo un piti y pienso, oh qué bien, no tengo que madrugar para ir a trabajar aunque en realidad me haya despertado a las 8 a.m porque algo en alguna parte de mi materia gris ha decidido que no debo disfrutar de esa cama tan cómoda que dice todo el mundo que tengo. Si, es cierto, todo el mundo que la ha probado, aunque suene fatal, lo ha dicho. El colchón es de Ikea, vamos, que no es que sea una maravilla, aunque quizá al ser de látex gane unos puntos. Así que si no se quieren gastar mucho y dormir cómodos ya saben que Ikea es una opción. Eso si, no garantiza que el que pruebe la cama quiera quedarse por siempre jamás en ella. No quiero engañar a nadie, el colchón de Ikea promete un gran bienestar pero no significa que el que lo pruebe quiera repetir. Para eso se necesitan otra serie de cualidades como primero, ser bueno en la cama, entiéndase bueno, como no molestar invadiendo el espacio del otro y no roncar, aunque con unos buenos tapones en los oídos eso puede ser obviado. A menos que estés enamorado hasta las trancas y  los ronquidos de esa persona te suenen a música celestial. Segundo, ser encantador, me explico, hay que sumar, no restar. Si quieres que ese colchón de Ikea sea ese lugar maravilloso y deseado por la otra persona no podrás ser una lapa, aunque éstas sean difíciles de coger en el mar, no es lo más aconsejable para una relación sana. Está bien compartir el colchón, el sofá, el baño, pero el cepillo de dientes no!!. El cepillo de dientes es personal, e intransferible, hay que respetar el cepillo de dientes de cada uno, vamos, que para los que no lo hayan entendido aparte de ese objeto con el que nos aseamos los dientes, cosa que hago después del piti mañanero, hay que respetar la vida de cada uno. Todos necesitamos la libertad para hacer lo que nos plazca en cada momento, que si quieres ir a probar el colchón de Merkamueble del vecino o vecina de arriba porque escuchas sus noches de pasión y te mueres de la envidia, pues vete!!!! Para los entendidos, que una relación "amorosa" es como una relación de amistad salvo por la intimidad. Que lo importante es el respeto. ¿A que si un amigo te dice que no le apetece quedar contigo porque en ese momento está disfrutando de una película en su casa tan ricamente, o que le ha llamado otra persona y tiene cosas que hacer y no puede verte, no pasa nada? No entramos en cólera, ni pensamos que ese amigo ya no nos tiene en consideración porque simplemente respetamos su decisión, su espacio y sus necesidades. Ya vendrá otro día, y le diré que se haga el café solita, que yo estoy tirada en el sofá !!!!!! Total, es nuestro  amigo, y lo seguirá siendo, mientras no nos de plantón día tras día durante un mes, claro. Ahí ya por favor, no le dejes ni tu colchón de Ikea, que se compre uno y se lo lleve a su casa! Entonces, si con un amigo actuamos de esa forma tan racional, ¿por qué hay gente que cuando comienza una relación con alguien del sexo opuesto, o no, se cree con el derecho de limitar y restar la vida del otro? Si existe más cosas que perdemos de las que ganamos automáticamente aparece una luz roja parpadeando alertándonos de la pérdida de libertad en lugar de tener una gran expectativa de todo lo positivo que podría llegar, y con esto sólo cabe esperar una cosa, salir por patas y huir. Así que por favor señoras y señores respeten la vida del prójimo como les gustaría que respetaran la suya, porque si tengo ganas de comer, no tengo por qué dejarlo de hacer. Eso no hará que no quiera comer de vez en cuando contigo, unas veces lo haré contigo, y otras no, porque me apetece hacerlo sola. Pero no dejaré de comer, porque es mi necesidad, así que deja de llamarme gorda para que no lo haga porque así no vas a conseguir nada.

Una vez aclarado este punto que no se a cuento de qué ha venido, me dispongo a encender la tele y nooooo, Ana Rosa Quintana!!!! Espera que me pongo a recoger un poco la casa. Un poco, porque claro, un piso de  50 metros cuadrados no da para matarse recogiendo ni limpiando, a no ser que haya llegado la noche anterior la compañía del colchón de Ikea y se haya quedado la casa un poco patas arriba, aunque claro, sólo será el salón y la cocina que con 15 minutos ya lo tienes todo solucionado.Una vez hechas las tareas del hogar llega el momento de ocio, ¿qué puedo hacer? ah si, que se me ha olvidado comprar el papel higiénico y tengo que ir al supermercado. Pues nada si hay que ir se va, porque ir pa ná es tontería. Voy y como no hay cestas, sino carros, y yo voy con la firme convicción de llevarme el paquete de papel higiénico, no lo cojo, el carro, digo. Y ahí estoy yo, recorriéndome el supermercado con un paquete de 24 rollos de papel higiénico (y eso que vivo sola), dos paquetes de latas de atún en aceite de oliva, dos botellas de 2 litros de pepsi light (o coca cola zero en su defecto), tres envases de embutido, una bolsa de tomates,una bolsa de cebollas, porque ya saben lo que dice que crece,  una bolsa de pan integral (les recomiendo los panecillos Ortiz, rico, rico), y dos paquetes de donetes (los de la promoción de 7+2 gratis), todo en mis musculosos brazos intentando ser mujer y no morir en el intento. Cuando llego a la cola debo de dar pena, porque casi siempre me dejan pasar, claro que es normal porque ahí debo parecer una mujer al borde de un ataque de nervios. Lo de mujer es por decir algo, yo soy una niña en un cuerpo de mujer, o eso creo, porque tengo celulitis. Consigo pagar, con la tarjeta de crédito porque como estoy en paro, mejor lo pago el próximo mes no siento que no llegue a final de este. Y claro, con tanto estrés con la presión de los siguientes clientes es más que probable que me olvide la tarjeta en esos nuevos datáfonos tan modernos donde tenemos que poner el PIN y que los dejan al lado de donde se recoge la compra, por si cuela y te la olvidas y así vuelves a por ella cuando te das cuenta y acabas entrando otra vez a comprar la carne que se te ha olvidado. Una vez, ya en calma, ahora asfixiada de calor en el coche porque ya hace calor señores, y me da miedo bajar la ventanilla por si no vuelve a subir después de haber tenido el coche parado un año, decido ir a comprar tabaco sin aire acondicionado porque con algo hay que matar el tiempo en el sofá cuando no se está acompañado. Y si, ya se que lo que mata es el tabaco, pero oye, conducir con 30 grados en el interior de un coche también mata y nadie me dice nada. Lo único malo de fumar es que como el piti que más se disfruta es aquel después de haber ingerido algún sustancial alimento, muchas veces decido comer unos cuantos donetes, unas papas fritas o un croisant, eso si, con pavo, para disfrutar del placer de ese cigarro. Hola celulitis, encantada de verte, te puedes poner hoy a la izquierda a la altura del culete por ejemplo, y si no, ponte donde quieras que al final todo será homogéneo, o más bien heterogéneo!!!!

Pues nada, como iba diciendo, compro mi tabaco para una semana, porque me puedo quedar sin papel higiénico, pero no sin tabaco , y regreso a mi casa, pero .... noooooo! otra vez, Ana Rosa Quntana!!!!! menos mal que acaba y empieza Mujeres y hombres y viceversa y ahora me echo unas risas. Mujer blanca, soltera busca ... papa frita ( si, también veo gran hermano, si no hay nada o nadie que lo evite. estoy en paro y puedo hacerlo) que le lleve de discoteca en discoteca hasta que los cuerpos serranos que tienen se llenen de celulitis y decidan quedarse algún día en casa para cultivar el cerebro en lugar del cuerpo viendo gran hermano como yo!!!! No hay nada como distraerse con los "problemas" ajenos. Ya, cuando mi cabeza no da para más, y mi lucidez me advierte que a este paso voy a llamar al Club de mujeres y hombres y viceversa, me levanto y me hago la comida. Y digo yo, ¿qué me hago de comer? A ver, veamos, comida para una persona, mierda!, siempre que hago los macarrones con la receta de la abuela ( en este caso con el de mi madre) lo hago para mínimo dos personas, aunque sobre (ya si eso se cena o come al día siguiente), porque el bote de tomate frito no quiero dejarlo a medias, porque si no acabará un mes después en la basura. Así que nada, me hago algo más sencillo, ¿más sencillo? , mayday mayday, tenemos un problema! ... Para ser sincera, poco a poco una se va adaptando y hace las mismas comidas pero con menores cantidades, excepto los macarrones con chorizo de mi madre, conocidos en todo el mundo, pero sólo por eso del brick de tomate, si no, uy si no.....Ahora ya sólo me queda coger los cuernos por el toro, o mejor el toro por los cuernos, y hacerme un arroz a lo zamorano, o a lo mi mami con mi toque, es decir con beicon o bacon y chorizo (el chorizo como ven no falta en mi dieta). Pues nada, oye, que me lo hago y me lo como y ahora si que si, voy a hacer algo productivo!!!!!! Voy a leer!!! y no en el facebook, al que ya he echado un ojo, unas cien veces porque tengo el ordenador delante del sofá, y cuando Ana Rosa Quintana se pone pesada mi mano inconscientemente se pasea por el ratón y lee unas cuantas noticias de los colegas con sus fotos maravillosas, y con sus publicaciones angustiados porque hoy es lunes y falta mogo mogollón para el viernes. Ooohh qué pena, eh???? Ahí aprovecho y comento alguna publicación para dar un poco de envidia al personal, aunque la que tiene envidia sea yo porque ellos tengan trabajo. Ya se que le envidia no es sana, pero ¿quién ha dicho que yo lo sea, si fumo y tengo celulitis? Al grano, que ahora llega el momento intelectual de mi día a día, pues cojo un libro y me dispongo a sentarme en una especie de tumbona que me compré hace unos meses para este fin en el balcón de mi piso con vistas al mar y la carretera nacional. Y claro, ¿qué sucede? Empiezo el libro, y cuando entro para dentro, me he cepillado medio libro. Ahora resulta que me gasto casi 80 euros en cuatro libros, porque tengo tiempo de sobra para aprovechar y leer lo que no podía o no apetecía cuando trabajaba. He de reconocer, que si me da la vena de leer, necesito tener un libro para continuar con mi particular hazaña cuando termino otro, por lo que cuando voy a comprar aprovecho y compro todos los que me llamen la atención. La última vez que los compré, que coincidió con la compra de la especie de tumbona, iba cargada con mis cuatro libros esperando que viniera alguien a atenderme para preguntarle por otro, y me crucé con un hombre que me dijo que me gustaba leer (listo el hombre, aunque no sabe que cuando no estoy en paro no lo hago tanto, pero cierto, me gusta, no le quitemos la razón al hombretón), y que así le gustaba porque de algo tenían que vivir los que los vendían. Y ahora me pregunto yo, que de qué voy a vivir yo si me gasto 80 euros en libros estando en paro!! . Si me lo encuentro otra vez, le digo que me paso a los ebooks que me va a salir más rentable. Es una opción que me estoy planteando, Es más, una buena amiga mía me dejó uno que le regalaron en el trabajo (¿ves? tienes trabajo y te lo regalan, estás en paro y te toca soltar la pasta. Es como los famosos, a los que le regalan cosas. Pero coño, que ellos tienen dinero, cóbrales y regálame a mi ese Porsche, ¿no? bueno, si me das a escoger, prefiero un Ferrari) y lo primero que leí pues me lo aconsejó ella misma que lo hiciera, fué algo así como "Por qué a los hombres les gustan las cabronas" ... Nada, no se si fueron 40 páginas, cuestión de una hora entre llamadas de teléfono y otros quehaceres. Pobre de mi, leyendo ese libro, me di cuenta de que era una mujer tapete. La mujer tapete según esto, es la buena, la que dice que si a todo. Vamos, viene a ser algo así como además de puta te pongo la cama, para que me entiendan. y si, la cama con el colchón de Ikea del que tanto presumo. Así que me dispongo a pensar que quizá debería convertirme en la mujer cabrona, pero claro,¿ por qué voy a decir que no cuando quiero decir que si?. Tarea complicada esta. 



To be continued.
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