martes, 15 de mayo de 2012

Elecciones en paro



Ayer me encontré con una amiga de una buena amiga que me ha preguntado por mi estado actual laboral y al decirle lo que todos ya sabemos,  me contesta que lo que tengo que hacer es buscarme un golfista. A ver, ¿un golfista o un golfo?, porque vamos, que yo creo que no soy el tipo de Tiger Woods. No como, yo zampo, no bebo de una copa, yo bebo a morro, no voy a empolvarme la nariz, yo voy a mear y no hago el amor, yo echo un polvo. Y un golfo no es mi estilo, no soy de esas a las que les gusta los malotes. Tampoco quiero decir que me gusten los pagafantas. Pero un golfillo si que es mi estilo. Ese que cuando me emborracho se emborracha conmigo y no me echa la bronca, ese que al regresar de una juerga, me despierta y me echa un buen polvete, ese al que no le importa pasar un fin de semana completo en el sofá, ese al que propongo un viaje y me dice que conmigo al fin del mundo sin importarle el destino, y a mi tampoco me importa ser yo la que lo planifica, ese al que le puedo presentar a mis amigos y se convierte en uno más con el Arehucas en  mano, ese al que no le importa que tenga muchos amigos y que si algún día vienen a Barcelona, mi casa será la de ellos y se quedará conmigo a dormir en una comuna hippy si es que no tiene otra cosa que hacer porque ya sabemos que respeto el libre albedrío. Y una vez aclarado que lo que me van son los golfillos, yo sigo asombrada con el consejo que me ha dado la amiga de mi buena amiga (ya saben, los amigos de mis amigos son mis amigos, como objetivo Birmania. Ya, lo se, ese grupo pasó a la historia por sacar un sólo disco, y también se que me remonto a la época del yo-yo), porque digo yo, ¿qué tiene que ver la velocidad con el tocino? Velocidad = golfista, tocino = estar en paro. Ah espera, que la cuestión es conseguir a alguien que me mantenga. Hombre, un braguetazo no es para hacerle un desprecio, pero he dejado claro que me gustan los golfillos y que respeten mi libre albedrío, y estoy convencida de que ese sería un pagafantas que encima querría recompensa y no respetaría mi espacio y mis necesidades. Ya se que es de agradecer los consejos, todos son siempre bienvenidos, pero si no es mucha molestia, este lo dejo aparcado justo en el aparcamiento que hay a un kilómetro de mi casa donde se encuentran gays sin conocerse o conociéndose para darse por el orto, que es lo que voy a hacer yo con el consejo, que como digo agradezco. No eres tú, soy yo, que no puedo darte lo que necesitas. Aquí si entorno el mea culpa. Además, yo soy una mujer independiente, en el paro, pero independiente. Al menos por año y medio porque ya me he cepillado el otro medio.

Últimamente parece que tengo que aceptar muchos de esos mea culpas, pero para ser sincera, la verdad es que lo estoy haciendo por dar el gusto. Dar el gusto a una persona, porque es lo demasiado tozuda como para no ponerse en tu lugar y verlo siempre a su manera.  Con esto quiero decir, que señoras y señores, tengo novia. Si como lo leen. Tengo una novia pero sin derecho a roce. ¿Podría haber algo peor que eso? Pues si. Lo de tener novio o novia, ya he dicho que los títulos me sobran, no me importa, siempre y cuando se respete mi libertad, mi espacio, mis necesidades, mi famoso libre albedrío. Bienvenido a la república independiente de mi casa. No si al final va a ser verdad que todo es de Ikea. Como iba diciendo, respetar, fundamental para mi, respetar que si hoy no me apetece hacer nada, no tengo por qué hacerlo, que si hace cinco días me preguntaste que si me apuntaba a una cena, comida, o paseo y llegado el día no me apetece, no tengo por qué joderme bajar la cabeza e ir porque si no te parece una falta de respeto. Que si no te contesto al whatsapp porque estoy ocupada CON LO QUE SEA, sea duchándome, sea cocinando, sea conduciendo, sea con el que comparto el colchón de Ikea, no me eches en cara que no lo hago y después delante de ti contesto a otras personas, porque la vida está llena de años, meses, días, horas, minutos y segundos para poder responderte, para poder ir de cena y para poder dar un paseo. Y ahora vivo con miedo a dar una respuesta que no le guste . Si, estoy agobiada, y no precisamente por estar en paro, sino porque tengo algo así como un novio de los chungos que no respetan mi libre albedrío y con el cual no follo. Aunque la quiero, eso si. Ya es oficial, soy una mujer tapete. Así que he decidido que necesito alejarme un poco de todo esto y me he comprado un billete de avión para ir a Canarias, que hace más de medio año que no voy, y además, para qué negarlo me muero de ganas por ver a mi gente, comer unas papas arrugás y ventilarme unos cuantos rones arehucas para acabar echando la pota en cualquier esquina de mi isla. 

Pero para eso y para otras cosas, tengo antes que estar bien depilada. Y cuando digo bien depilada, es de cintura para abajo totalmente depilada. De pequeña, en mis inicios, directamente me tiré de cabeza a la famosa Silk epil hasta que se puede decir que fui mujer, porque ya sabemos que tengo celulitis, y decidí que era un rollo macareno, porque algunos pelillos en lugar de ser arrancados de raíz, se cortan, por lo que al cabo de unos días te toca volver a pasarla, así que para el carajo. Cojo la famosa cuchilla que tan buenos resultados dan y dejan la piel más tersa, aunque tenga que psármela más a menudo, cosa que no me importa porque aprovecho y lo hago en la ducha. Vale, ya se que sería más cómodo en una bañera llena de agua, pero como saben no tengo bañera ni la voy a tener, al menos en este, mi mini piso. Pero como el tiempo pasa, y la sociedad se va modernizando aparece la depilación láser y la fotodepilación, es decir con luz pulsada. Lo se, parezco una entendida, pero nada más lejos de la realidad. Empecé con la depilación láser en mis barrios bajos y axilas, pero como el sitio donde me lo hacían estaba en Barcelona y ahora estoy en paro y no voy todos los días a trabajar, me he buscado un sitio más cerquita y más barato, y en 5 minutos me presento en la mesa camilla, esta vez de un centro de fotodepilación Todo esto viene a que como decía empecé depilándome de esta manera sólo dos zonas, pero hoy, hoy decidí hacerme también las piernas. Ya había probado los barrios bajos con esta tecnología, y aunque molestaba un poco más que la otra, no tuve ningún problema. Así que cuando me preguntaban ¿duele? yo decía, qué va!!! si es como cosquillitas. Es más, el que tiene derecho a mi colchón, me lo preguntó y casi hasta lo convencí de que se lo hiciera así. Así que vamos allá, fotodepilación indolora para pieles bronceadas ... y un cojón!!!!!!! ¿Indolora? Primero comienzan a hacerme dibujitos en las piernas, que eso si que hace cosquillas, para seccionar las piernas en diferentes zonas. Hasta ahí, no hay problema. Después te ponen un gel congelado, y cuando digo congelado, es con-ge-la-do donde piensas que lo que venga después de eso será mero trámite. Y un cojón otra vez. Cuando se acerca esa lucecita a mi piel , ¿qué tal?, bien, ¿y ahora?, no tan bien, ¿y ahora? ,  ¿¿¿¿¿ahoraaaaaaa??????? ddddios, ¿antes muerta que sencilla? de eso nada, prefiero sencilla con pelos, que cadáver y sin un pelo en todo mi cuerpo. Así que explico para futuros clientes, que aquellos que tengan mucho pelo y estén morenos, se retiren, se den por vencidos y se vayan a una esteticién de toda la vida y se hagan la cera, y si no, ya saben, a rasurar, aunque eso no lo recomiendo, porque no veas como jode que un tio te pique con sus piernas, su espalda, su pecho, sus brazos..... Ya nos habíamos casi acostumbrado a soportar una barba de unos cuantos días, por favor no nos hagan sufrir más. Y si no, no se depilen, a menos que sean hombres lobos, que están perfectos así. A joder, sólo a la cama!!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario