jueves, 7 de junio de 2012

Rumbo a Barcelona


Cuando uno tiene que coger un avión, lo habitual es hacerlo todo bien, con tiempo. Pues bien, cómo no, yo suelo hacerlo todo tocándome los talones el culo. Excepto esta vez, que en algo he sido precavida. Un día antes de coger el maravilloso avión de Ryanair, si, ese que si vas con equipaje de mano tienes que hacer malabares para que te entre todo en la maleta con medidas mínimas, decidí hacer la maleta para así no estar estresada el mismo día del vuelo. Y lo conseguí, me entró todo, unos cuantos bikinis, un par de zapatos de los cuales no usé unos, unos cuantos shorts de los cuales usé sólo dos, unas cuantas camisetas y los perfumes que me compré porque salen más baratos en las islas. Bueno, hay que hacer un matiz. Si eres godo no. Es decir, si tú llegas pidiendo un perfume de Jesús del Pozo en lugar de Jesús del Poso, la cagaste. En vez de pagar 64 euros, pagas 95 eurazzzos. Con el tabaco ya no se tiene ese problema, Lm Light a 2 eurasos o eurazos, es indiferente, nadie te va a castigar por ser ese godo que invadió las islas, para esto eres uno más. Así que completo mi maleta el día de mi marcha con un cartón de tabaco y queso de Valsequillo con pimentón para la dieta del que tiene derecho al colchón de Ikea, que a partir de ahora lo llamaremos "Mr. Dream" porque no he conocido a nadie que duerma tanto como él, cojones!. 

Ya todo listo salimos mis padres y yo rumbo al aeropuerto, sin prisa pero sin pausa, porque a pesar de ir con los talones pegados al culo, voy con el margen que yo creo suficiente para llegar, pasar por el detector de metales y embarcar. Pues nada, llegamos, me despido de mis padres, y entro toda contenta, y paso el primer control donde enseñas el billete. Esto va viento en popa. Cojo una bandeja de esas preparadas para objetos tales como monedas, ordenadores, chaquetas, bolsos y zapatos. Me coloco en la cola para pasar el detector de metales pensando, joder, cuánta gente hay. Y de repente, no se por qué, me da por pensar en mi Iphone con una extraña sensación. Así que introduzco mi mano suavemente por el mini bolso, empiezan a caerme gotas de sudor por la frente, y oh oh, que no hay móvil. se acabó el mundo!!!... La primera sensación fue esa de  y qué hago yo  ahora!!!!!. A dónde voy!!!!. A dónde va mi vida!!!. Quién soy yo sin mi Iphone!!!. Total, salgo corriendo por el primer control con el permiso de la azafata de tierra, y le pregunto por una cabina de teléfono, mientras pienso si me acuerdo del teléfono de mi padre. Por suerte, pensé en el número  (ahí aún no sabía que el teléfono que estaba pensando no era de él sino de una amiga de Bilbao. Siempre los he confundido y no se parecen en nada. Vamos, como un huevo a una castaña), y corriendo hacia fuera del aeropuerto porque es lo que le entendí a la súper azafata, desesperada, no encontré ninguna cabina. Joder! y ¿ahora qué hago yo? Con mi cara de espanto y desesperación pregunté a un hombre que estaba acompañado de no se quién porque ni me di cuenta, por una dichosa cabina, y me dijo que dentro había una. Sí, dentro, pero dónde joder!!!!! Consigue acordarse de dónde está la cabina, así que me dirijo frente a la cafetería, y si, no sólo había una, sino que había unas cinco. Con los nervios a flor de piel, consigo sacar la cartera, y me encuentro con unas pocas monedas, y toda temblorosa, y como podía porque llevaba el cinturón en la mano, la chaqueta y la maleta, conseguí meter una moneda de 50 céntimos y otra de 20. Pues no señores, no. Craso error, el importe mínimo para realizar la llamada es de un euro. Me cagonetó!!!. Otra vez a correr, ahora rumbo a la cafetería para pedir cambio. ¿Por favor me podría cambiar para la cabina?, tic tac tic tac, ni me mira la tía. Por favor, por favor, es que es urgente, tic tac tic tac, ni me mira la tía, extiende su mano, le ofrezco 10 euros, y se va, sin mirarme otra vez, y me trae el cambio. Aún no se de qué color tenía los ojos. Gracias, gracias!!!! Voy a la cabina y según voy a teclear los números me doy cuenta de que me viene a la mente otro número. Mierda, ahora no se cuál es el de mi amiga y cuál el de mi padre. Afortunadamente por un pequeño detalle de un dígito recordé cuál era y pude llamar. Cuando empiezan a sonar el tono de llamada, pienso, la cagué. Lo pienso porque cuando llamas a mi padre por teléfono suena la canción de "Angel" de Robbie Williams. Pero no, de repente al otro lado, mi madre! Estoy salvada, por favor, den la vuelta que me he dejado el móvil en el sillón de atrás del coche. Así que salgo del aeropuerto, quedando 15 minutos para el embarque aunque la compañía diga que es el cierre de puertas en la tarjeta de embarque. Mientras espero fuera fumándome un piti que me costó Dios y ayuda encenderlo porque no era capaz de encontrar el mechero dentro del mini bolso lleno de cosas como un cinturón, aparece el hombre que me informó de la situación de la cabina, y me pregunta que si la encontré. Le dije que si, y me dice tal cual que la chica que estaba con él, dijo, ¿pero esta está buscando una cabina o se está haciendo pis?. me dio ganas de responderle: yo no hago pis señor, yo meo. Pero como fue el primer paso de mi salvación no solté ni media palabra. Y le di las gracias mientras seguía fumando mi piti Ya cuando llegan mis padres, que los veo al fondo rebasando los límites de velocidad  (a Dios gracias que no hay ningún radar ahí), frenan a mi lado, y me sueltan el móvil como si fuera contrabando. Lado positivo: volví a ver a mis padres unos segundos más. 

Ahora ya entro, corriendo más aún si es que era posible, corre Forest corre, y al pasar por el primer control, mi billete no es válido. ¿será posible que me pase esto a mi? ¿podré salir algún día de la isla?. Peeero la azafata de tierra muy maja ella, se acordaba de mi, porque supongo que no todos los días se encuentra con una gilipollas como yo que entra y sale al minuto corriendo como alma que le sigue el diablo. Claro que la señora esta, no sabe que yo qué iba a hacer sin mi Iphone. Porque reconozcámoslo, una vez que tienes un Iphone, tu vida cambia. Y una vez que lo pierdes, sientes eso mismo, que estás perdido. Fin del juego. Game over. Al final paso el siguiente control, no sin antes quitarme todo de encima, incluídas las botas para no tener que dar marcha atrás y quitármelas, porque otra cosa no pero pitar a mi me pitan hasta los ojos. Ya esperando la maleta, la guardia civil que las mira por el monitor, me mira y me dice: ¿estás acalorada eh?. Pues si, señora. Llego tarde por culpa de un Iphone y quizá pierda mi vuelo y regrese a casa de mis padres a seguir comiendo papas arrugás con mojo picón. Menos mal que no encontró nada interesante dentro de mi maleta y no obstaculizó mi camino en ningún momento para abrirle la maleta y mostrarle el cartón de tabaco y los mililitros de líquido que llevo en el interior.  Y nada, que llego a la puerta de embarque y me encuentro con la cola de mi vida, y con esto quiero decir, que más grande que la que me encontré cuando fui a inscribirme en el paro. Allí me da tiempo a ser consciente de lo que había pasado y del calufo que tenia encima. Creía morirme de calor ahí dentro. La gente me miraba como si miraran a una loca, pero no me importaba, ande yo caliente, ríase la gente. Yo ya tenía mi Iphone conmigo y podría llegar a Barcelona siendo persona, no sin antes la llamada de mis padres para ver si lo había conseguido y de paso mi madre reprocharme que siempre voy sin tiempo al aeropuerto y que si pasan cosas de estas yendo con más tiempo no habría ninguna sin solución. A lo que yo respondí: pero si me ha dado tiempo, ¿no?. Mira que siempre me dice que agua pasada no mueve molinos. Pues ya está. Pasado pasado está y oye, que he llegado a tiempo, y ya voy regreso a mi futuro como estaba ya programado. Al estar casi al final de la cola pensé que me tocaría sentarme en la cola del avión y rodeada de gente más sudorosa que yo y de esa parlanchina que no te deja echar una cabezada. Claro que en los asientos de Ryanair eso se complica porque el resplado es como un tabique bien aplomado, no hay tia que lo mueva!. Pues no, tuve suerte, y me senté al principio, en el lado del pasillo aunque yo soy del lado ventanilla, pero sin nadie en medio. Y mira, no me venía mal, porque mi idea era entrar al aeropuerto mear, e ir a la puerta de embarque. Así que podría levantarme en medio del vuelo, al baño sin tener que molestar a otros viajeros. Así que no hay mal que por bien no venga. Y qué alegría cuando dicen que la duración del vuelo será de 2 horas y 50 minutos en lugar de 3 horas y 15 minutos. He triunfado!. Voy a llegar antes, así que cuando salga del aeropuerto de Barcelona será la hora que le he dicho de llegada a Mr. Dream y no tendrá que esperarme nada. 

Bienvenidos a Barcelona, titirititi (sonido estruendoso, y horrible a modo de trompetas que los irlandeses de Ryanair ponen cuando conseguimos aterrizar sanos y salvos en el aeropuerto de destino). Salgo del avión, y según piso la terminal, veo una cara conocida. Coño, la madre mi una de mis mejores amigas, que había estado en Barcelona los mismos días que estuve yo en Canarias. Así que me pongo a saludar a los padres de mi amiga y sus tios. Una alegría, porque no verlos en Canarias y encontrármelos a la salida del avión cuando se me había pasado por la cabeza que eso pudiera pasar, es un puntazo! Ya me despido y cojo mi Iphone para llamar a Mr. Dream que ya está fuera esperándome. Pobre, tuvo que buscarse la vida 3 horas hasta que yo llegara, porque salió de trabajar antes de la hora que tenía prevista.  Pero bueno, tuvo su recompensa, porque para él volví con el guapo subido. Já!  En realidad, lo que pasa es que me ha echado de menos, mucho de menos, aunque no lo quiera expresar así. Pero se le nota, primero por sus formas, y segundo porque me lo dice. Sin el mucho, claro. Porque ya sabemos que no hay que ser muy calzonazos y hay que mantenerse duro aparentando un poco de "solvencia". A todo cerdo le llega su San Martín.


Sin más.