lunes, 14 de mayo de 2012

La vida en paro. Capítulo 2.


Ahora es cuando te das cuenta, que es muy difícil seguir un manual para convertirte en algo que no eres, y si soy una mujer tapete, ¿qué?, orgullosa de serlo, eso sí, con carácter y a veces mala hostia. Digo a veces, porque supuestamente hace años la dejé de lado cuando dejé de hormonarme, pero ahora que vuelvo a hacerlo puedo echarle la culpa al consumo de "estupefacientes" para evitar que el más listo de los espermatozoides que corren como si les persiguiera el mismísimo Jack Nicholson en El resplandor consigan llegar a la meta sanos y salvos. Todo por una buena causa, el mundo no está preparado para una mini yo. Sea como sea yo no tengo la culpa. La culpa la tiene "él", que no ha aparecido diciéndome hola nena, quiero ser el padre de tus hijos. Eres la mujer de mis sueños y como tú, ninguna, así que vamos al colchón de Ikea a retozar de placer. No será por falta de facilidades, porque a ver quién se resiste a este cuerpo serrano lleno de celulitis, a esta cabeza amueblada por Ikea y ese buen gusto por los colchones. Quizá sea porque estoy en paro, va a ser eso.
Total, que si es tarea complicada la de convertirse en una mujer cabrona dejando a un lado a la mujer tapete imagínense el decidir si es mejor comprarse un ebook o continuar gastándome 80 euros en libros con su tapita y sus hojas de papel, que en realidad acaban ocupando un espacio, que para ser sincera, necesito en mi mini piso. Claro que existe la posibilidad, como me ha dicho otra buena amiga, de ir a la biblioteca, pero ¿a quién le apetece tener que leer un libro en tiempo récord? Ya se que me los estoy cepillando literalmente hablando, pero basta que sea una obligación para que lo deje encima de la mesa ocupando también un espacio que seguramente necesite y hemos quedado que hay que respetar el espacio del otro y dejar que disfrute de lo que le guste cuando le plazca. Sin más, ya lo meditaré con la almohada, que también es de Ikea. 


Y una vez cepillado medio libro, dependiendo de la hora que sea, me dispongo a dormir la siesta, porque señores, aunque no trabaje, mi materia gris que ha decidido que me despierte a las 8 a.m, me da un toque de atención insinuándome que mi cuerpo necesita unos minutos de sueño. Bueno, quien dice unos minutos, dice unos cuantos minutos, unas horas, qué mas da!!!! El caso es que mi cuerpo y mente necesitan estar preparados para afrontar mi siguiente gran momento. El gimnasio. Si, lo se. Lo había dejado. No me iba bien, y en lugar de ponerme con un cuerpazo de ahí va la hostia, me ponía con un cuerpo de mamma mía, cuantas pizzas te has comido!!! Pero desde que estoy en paro, como ven, mi vida es un poco, por decir algo, sedentaria y todo pasa factura. Resulta que fui a Madrid, con otra amiga, porque increíblemente ésta no había ido nunca. ¿Se puede saber quién demonios no ha ido nunca a Madrid?, bueno, yo no he ido jamás a Murcia y nadie me ha crucificado por ello, así que no lo haré yo con ella. Aunque DDDDiiiios, quién no ha ido a Madrid!!!!!! Mi amiga, si que ha ido, já! y gracias a ello, después de patearme toda la ciudad, o bueno, quien dice toda, dice una cuarta parte, cuando la noche cayó sobre nuestros hombros, mis piernas parecían dos bloques de hormigón armado, y se de lo que hablo, porque soy aparejadora y los aparejadores no necesitamos ayuda porque somos fuertes, somos unos vaqueros. No podía casi articular movimiento, por lo que al día siguiente de llegar, porque ese día ya estaba cerrado, pues era domingo y los domingos son para el descanso, decidí pasarme por mi antiguo gym y pagar el mes, porque hay que ser cuicos, y aprovechar las ofertas que muchas veces ignoramos, y así no pagar la matrícula. Hay que tener en cuenta que igual que me tengo que replantear lo de los libros o ebooks, tengo que pensar en aprovecharme de cualquier oferta gimnástica o de lo que sea, vaya. Conclusión, que me visto para ir al gym, con mis zapatillas negras, pantalones negros, camiseta negra, y aunque  eso no importe, al igual que lo otro, sujetador y tanga negros, osea, que voy perfectamente combinada (acabo de escribir combinada con n y v, y la culpa se la echo al catalán, porque mía no es, como siempre) con un color nada llamativo y así pasar desapercibida. Digo lo de desapercibida porque he de confesarles que antes de apuntarme por primera vez, estuve tiempo pensándolo, pero no era capaz porque me daba vergüenza. Quizá la culpa, porque yo no la tengo, sea de uno de mis ex, que cuando él iba al gym, yo le dije que me iba a apuntar a otro, y me lo prohibió. Su argumento, totalmente "lógico", pues cualquiera le llevaba la contraria, y eso que no era tauro, era que en los gimnasios los tíos se dedicaban a mirar a las tías. Cosa, que para qué engañarnos, a veces sucede, pero el quiz de la cuestión es que entonces ¿qué hacía él cuando iba al gimnasio?. Él no lo hacía, porque él era diferente a los demás. ¿Ven? Invadió mi espacio y por eso ahora es mi ex. Eso si, me debió de dejar tarada porque gracias a él, qué digo gracias a el, por su culpa yo tardé en ir a un gimnasio más de un año después de mi operación de ligamento cruzado anterior que me rompí jugando con la selección brasileña de fútbol. No, en realidad me lo rompí saltando el caballete en 3º de BUP, pero podría haber sido jugando al fútbol porque se me da muy bien hacer caños, quizá sea lo único, o no, porque un día paré un gol con mi careto. De ahí que quizá esa sea la causa de mi tabique desviado. Lo se, soy un cuadro, y porque no les cuento más, que si no sería Van Gohg en lugar de un cuadro suyo. Ya una vez superada esa vergüenza, voy al gym, directa a la elíptica que será lo único que sea agradecido por mi rodilla. Bueno, hay unas clases de cardio tono, a la que he ido una vez. Me encantó, pero pobre de mi, después de no ejercitar ningún músculo de cintura para arriba desde mi lesión futbolística, al día siguiente me quedé clavada justo de camino al gym, y una dorsalgia me visitó. Así que no he vuelto desde entonces, pero pienso retomarlo, porque dentro de poco mis brazos acabaran rozando el suelo, y no es plan, aunque no tenga ningún tatuaje ahí. Ya me encargué de hacérmelos en lugares que no sufrirán  el paso del tiempo. Así que mientras tanto disfruto de la elíptica al ritmo de la música que llevo en el iphone. Y claro, como es lo único que hago, que he de decir que me lo paso teta, me tiro una horita o más dándole caña y como todo Iphone que se precie ha de tener el whatsapp instalado, alguna vez cometo la insensatez de responder mensajes que me llegan. Digo insensatez porque coño, si conduciendo está prohibido también debería estarlo sobre una especie de bici sin sillín donde el equilibrio es fundamental y es mejor no tentar a la suerte para no caer de bruces contra el suelo. Esto lo cuento porque alguna vez, sin hacer nada, he estado a punto, aunque también es porque no me agarro a ninguna parte, como debería de ser, porque yo soy una valiente!!!! La horita se me pasa rápido porque normalmente siempre viene alguna visita de alguna amiga o de algún amigo, con derecho al colchón de Ikea o no. Así que sin más, cuando termino la faena, y salgo con dos orejas y un rabo, me dispongo a salir del gym rumbo a mi casa para pegarme una ducha deliciosa.


No me gusta ducharme en el gimnasio normalmente, porque la presión del agua es literalmente una mierda, y no disfruto de la "alcachofa" que tengo en casa. Además, qué necesidad tengo de ducharme y volverme a poner la misma ropa con la que he llegado para después llegar a casa y quitármela. Menudo coñazo, hay que ser más prácticos, y si tardo 5 minutos en llegar a casa no hay necesidad de luchar por una ducha ni salir sudando del vestuario porque la humedad que hay ahí dentro y la falta de aire acondicionado hacen que cualquier cuerpo en su sano juicio reaccione exudando. Así que llego a mi casa, y como todo buen fumador que se precie, me echo un piti entre pecho y espalda por lo bien que lo he hecho, a lo hecho, pecho! (arriba Noemí. Un minuto de silencio porque Ales está mosqueado por ponerle los cuernos en Brasil con un tipo que quitaría el hipo a cualquiera de nosotras. A ese le invitaba yo a usar mi colchón de Ikea todos los días. Alto, guapo, cuerpazo, amable, cariñoso, vamos, un partidazo. Eso si, si tuviera los ojos como el que tiene derecho al colchón, ya sería la hostia!!) Una vez dentro de la ducha, porque lo mío es ducha, no bañera, que ya he dicho que 50 metros cuadrados no dan para mucho, decido ir en contra de mi celulitis poniendo el agua lo más caliente que aguante mi tersa, morena y maravillosa piel. Cuando termino, no veo nada y ahí agradezco, como cuando tengo que limpiar, que lo máximo a lo que he podido aspirar es a un piso de este tamaño, para tener un baño lo suficientemente pequeño como para no perderme en Londres. Cuando salgo del cuarto, no puedo mirarme al espejo así que hago como en los baños públicos, hago el trámite necesario y salgo inmediatamente. Muchas veces me dicen que es imposible que ni siquiera me haya bajado los pantalones, pero les juro que si lo hago. No tengo pene, y doy fe y espero que otras personas puedan darlo también. 


Como tengo la cocina justamente en frente del baño, voy directamente a preparar la cena. Ahí ya depende del día, no siempre es igual. Algunos preparo cena para uno, a veces para dos. Todo depende de si el que tiene derecho al colchón de Ikea venga o no. Y como se supone que fue Dios el que nos regaló el libre albedrío, y yo no soy quién para restar, yo encantada de recibir la visita cuando le vaya bien, bueno, y a mi, claro, porque aquí una aunque esté en paro, tiene vida, y amigos con los que hacer otras cosas. Vale, reconozco que si me dieran a elegir usaría unas esposas y lo ataría a la cama. Me explico, quiero decir, lo de las esposas, el por qué tengo esposas. Para variar no tengo la culpa de que semejante objeto esté en mi posesión. Juro que no son de ningún policía que haya probado mi cama, no. Resulta que en una visita de un primo mío y una prima, éstos fueron a un sex shop y mi primo se las compró. Pero claro, con la emoción del tío que se benefició en mi colchón de Ikea (bendito colchón, y bien aprovechado!!), acabó olvidándoselas en mi casa. Así que me las encontré, y ahí están en el mismo sitio donde las dejó, porque como saben mi piso es pequeño y no me da por ir cambiando las cosas de lugar, ni los muebles ni nada. Si vienes hoy a mi casa y regresas dentro de unos años es más que probable que la misma vela siga en el mismo sitio. Una vez aclarado esto, toca aclarar que no lo esposaría a la cama por siempre, sólo a ratos, que yo respeto el libre albedrío . .... hay tiempo para todo y para todos!!!! En fin, contaré la cena de dos porque si fuera para mi sola, sería como en la comida. Así que directamente en la cocina a cortar cebolla (porque ya fui al supermercado a por papel higiénico, y cargué con ellas), ajito, tomates (también lo compré), queso de cabra, abrir una lata de atún en aceite de oliva (también tengo) y como todo el monte es orégano y yo lo hecho hasta en la sopa, un poquito de orégano para dar más sabor. Un chorrito de aceite de oliva y vinagre de balsámico y ya tenemos una ensalada famosa también en todo el mundo, porque mi ensalada mata!!!!  Como el de los ojos azules se preocupa por su cuerpo serrano, optamos siempre por las proteínas, así que si me lío la manta a la cabeza hago  pollo en salsa que no es receta de la abuela ni de mi mami, sino de la Nu, que a mi y espero que a él, me encanta Y si no me lío la manta, pues unos filetes de lomo, o pavo o pechugas de pollo a la casi plancha. Lo de casi es porque me gusta ponerle aunque sea un fisquito de aceite. Paso de requemar la sartén, o la plancha, que luego es un rollo rascar!


Así que sin más cuando llega el invitado nos lo zampamos con esos panecillos integrales Ortiz que tan ricos están y que también compré cuando fui a por el papel higiénico para una familia numerosa. ¿Y ahora qué? pues ahora como estamos llenos, nos fumamos el piti ese que tan rico sabe después de una comida tan deliciosa como la que preparé. Porque, vale, una respeta el libre albedrío, pero desde pequeña nos enseñaron que al hombre se le conquista por el estómago, y yo por si acaso, no tiento a la suerte y asumo con determinación esa norma. Claro que, también nos enseñaron con tanto Walt Disney que los príncipes azules existían y lo único azul que yo veo son sus ojos. Una vez aparcado el cenicero, por unos minutos, claro está, porque lo dejamos bien cerquita, enciendo el reproductor multimedia que un día de estos va a decir basta!!!!!! de la caña que le estoy metiendo y pongo una serie. Si, ahora mismo estoy enganchada a Fringe, que se la recomiendo a todos. El Dr. Bishop es la persona más auténtica que he conocido, en la ficción, por supuesto, y si no fuera porque tiene un hijo, lo adoptaría, No quisiera ser yo la causante de una ruptura familiar. Así que si tienen tiempo, si están en paro, es una buena opción de entretenimiento. Hay tres temporadas y media en español, y desde series yonkis se puede descargar sin problema alguno. Megaupload no era el único servidor del mundo, y a los piratillas como yo nos han dejado otras puertas abiertas para continuar optando a entrar en la cárcel por delictivos. Dependiendo de lo emocionante que esté el capítulo, o el partido de fútbol que en alguna ocasión hay que ver y dejar a un lado la serie, pues si se tercian otras actividades no lucrativas, se aprovechan. Qué digo no lucrativas, lo son porque producir provecho produce. El sofá también es de Ikea así que no hace falta utilizar siempre el colchón. Qué suerte tener todo de Ikea oye. Lástima que la lavadora sea de Mediamarkt. Así que entre pitis, capítulos y actividades ahora si lucrativas se desarrolla el resto de noche. Con esto, mi mano no se va involuntariamente hacia el ratón para fisgonear el facebook, ya si eso cojo el iphone y le echo un vistacillo rápido por si tengo algún reclamo. Aunque para reclamos los del whatsapp, que reconozco que cuando estoy en el sofá tan ricamente me cuesta horrores estirar la mano, o incorporarme para cogerlo y ver el mensaje. Alguna vez que estoy bien colocada, lo hago, pero si no, no me mueve ni el brasileño de Gran Hermano. Me quedo pegada al de los ojos azules, y disfruto del momento, que ese es mi libre albedrío. Ya a altas horas de la noche hay que acostarse en el colchón, siiiii, en el colchón de Ikea!!! bbbien! ... y como habíamos dicho antes, hay que intentar poner en marcha las cualidades que ya conocemos. Primero: ser bueno en la cama . Así que, nada de invadir el espacio del otro, y nada de roncar. Pero claro, no todo el mundo NO ronca, y él ronca. Opción 1: ponte unos tapones. Opción 2: no dejes que vuelva a tu colchón de Ikea. Opción 3: aguanta sus ronquidos. Yo ni me pongo tapones, ni veto su entrada, ergo, blanco y en botella. Pero yo si que cumplo con esas cualidades. Segundo: ser encantadora, así que no se me ocurre restar, intento sumar respetando sus decisiones, su espacio y sus necesidades. Como mujer que soy, porque mi celulitis da fe, cualquier relación que inicio del tipo que sea, amistad o no, es seria sin necesidad de poner títulos, y respeto al prójimo como me gustaría que me respetaran a mi. ¿Mujer tapete? Quizá.

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